Quiero creer que hay algo más grande que ésto, que puedo salir afuera y encontrar en otras personas lo que encuentro en vos, ahora, en este momento.
Es difícil adivinar lo que me ata acá, lo que no me permite dejar de consumirme en mis propios (nuestros, al fin y al cabo) infiernos.
Tengo todos los sentidos agudizados, puestos en olvidar el punto de quiebre, donde todo empezó a ir en picada, siento eso. Bajo, bajamos, bajamos, bajamos, lenta pero constantemente.
Si, suelo hundirme en vasos de agua y en un pesimismo propio de alguien suicida y dejo que la corriente me lleve por lugares de mi cabeza que no quiero transitar. Es así de la manera en la que se olvidan las cosas, no pensando más en ellas, no insertando el índice en el agujero, pero este es un agujero de bala sin salida y es difícil sacárselo del cuerpo.
Pero no tengo una pared contra la que chocar que haga que eso cambie. Es lo más cercano a la soledad, incluso se siente en el paladar el gusto amargo de un final anunciado.
Ojalá, me equivoque, deseo con todo mi corazón que este escrito sea un error y cuando lo relea simplemente me cague de risa de mi misma.