domingo

Como si hubieras puesto grilletes en el piso de tu habitación y me hubieras dejado ahí, esperando a que vuelvas a darme de comer, sola pensando que tal vez no sea tan buena como las que vinieron antes o en dónde estuviste apoyando tu cara cuando dormías por todos estos años.
Quiero pero no puedo fingir que no tengo ganas de volver a verte. Cierro los ojos y ahí están tu huellas digitales otra vez en mi espalda.
No sabes lo incómodo que puede llegar a ser parpadear.

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