martes

Love, is there really such a thing?

Creo que he leido cientos de textos cuestionando la existencia del amor, incluso me he encontrado a mi misma escribiéndolos, he escuchado miles de canciones sobre amores correspondidos, sobre desengaños y sobre la eterna búsqueda de el complemento que nos haga felices.
¿Qué es? Es el primer deseo que pedimos en cada cumpleaños, lo que nos mantiene en vela eternas noches por su ausencia.
Debo confesar que muchas veces pequé de esceptica al respecto, es el día de hoy, que no creo que la felicidad alcanzada a través de otra persona sea la más duradera. Aún cuando creo que es el motivo por el cual nos movilizamos los seres humanos, la constante búsqueda del "para siempre", la interminable espera de la entrada triunfal de esa persona que nos erize la piel.
He roto papeles, golpeado paredes, llorado por amor, o por la falta del mismo, mi kilometraje en caminatas para despejar la mente de tal corrosiva espera debe tener un inconmesurablemente alto número. Llegué a creer que estas ciudades no estan hechas para encontrarlo, que todo dura lo que tarda en enviarse un mensaje de texto, pero la verdadera respuesta está ahí afuera, está adentro nuestro. Al fin y al cabo, la persona que aún no conocí, que sufrió conmigo, a la distancia y sin saberlo todas esas noches, todos los golpes y llantos, que va a ser que todos estos no hayan sido en vano, debe estar pensando lo mismo, tal vez escribiendolo en algún cuaderno. Eso me relaja en extremos y hace que la espera no sea tan interminable.




Para mi pequeño, malvado, remolón y rebeldón.

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